El peso de los días inconstantes
el lastre emocional de los amantes
la equidistancia entre tus párpados
marcando el ritmo de mis estados de ánimo
Ahí afuera hay un canto ensimismado
hay lluvia sin relámpago
Hay truenos sordos
sin luz.
Estoy en el abismo de tus córneas
tan visceral como sarcástica
condenada a caminar por los bordes de las aceras
casi recompuesta
y me vuelvo a hundir en la miseria
Ahí afuera hay sol sin niños
sin escándalo mediático
solo mentiras y silencio
que se acumulan en el telediario
La rutina del tiempo
la vida disruptiva
acorralada por el miedo
Ya no llueve fuera
pero sí aquí adentro.
Pero ahí afuera hay paseos sin dueño
besos enroscados como caracoles
aletargados todavía en un invierno
perecedero, pero invierno.
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