sábado, 25 de abril de 2020

sin sentido

A quien le importa el pronóstico del tiempo
Si los relojes nos hacen justicia viendo pasar muertas las horas
Si el cielo llueve o está soleado, es cuestión de lo que una tenga adentro
Si las palabras fueron de más
O de menos
Eso ya no importa
Pues ya no volverán los amantes a apoyar en almohadas ajenas sus melenas
Sin tu olor puedo vivir, eso ya lo se
Aunque no quiera hacerlo
Aunque me niegue
Y sea un imposible
A quién coño le importan los semáforos en rojo
Los cambios de sábanas se pierden
Anhelando el no tener tiempo ni pa cambiarlas
Las redes arden de artículos ignorantes
Los mensajes no llegan ya
Al que no quiere recibirlos
Ya sea por dolor o despecho
Ahora nos comemos más que nunca el techo
Y se nos acaba el hambre
Yo fumo incansable
Intentado dejar de recordarte
O lo que es lo mismo,
Olvidarte. 

La gota

La gota que colmó el vaso es la semilla del cambio que pedías. Son tiempos de cambio, de ruptura, de autoconocimiento y conciencia. Yo ya rompí mis miedos y con ellos la espera. Tú quédate con los tuyos, los llevas por bandera. Agradezco cada retal de cada momento vivido contigo. Los silencios incómodos y los besos cautivos. Nunca querías quedarte a dormir conmigo. Y yo no veía que nuestro tiempo era limitado. Me quedan los recuerdos, aunque te juro quisiera quemarlos y así purificarme, poder seguir adelante. Me quedaré un tiempo estancada, como las horas en el reloj de esta situación que parece que no se acaba. Pero todo pasa, olvidaré tus ojos, tu pelo, tus manos, tu sexo. Y cuando llegue el día podré mirar atrás sin dolor ni rencor, solo una sonrisa cubrirá mi cara, se habrá acabado mi cupo de lágrimas para ti. Y vendrán más, estoy segura de que vendrán. Las idas y venidas, el miedo, las dudas, el porvenir incierto de los días. Me la jugué a todo o nada, y perdí. Es lo que hay, es lo que dicen, lo que decimos cuando la situación escapa a nuestro control. No hay nada que hacer, nada que reclamar, pues somos libres, aunque sea dentro de nuestra propia jaula mental. No sé si volveré a verte. Me dueles. Pero no estás hecho para comprenderme, ni mucho menos. Yo valgo más de lo que tú puedes llegar a valorar. Y lo siento por ti, y por mí. Cartas con destino a nunca jamás. Porque jamás lo leerás. Cuídate del tiempo y de ti mismo. Cuídate. 

lunes, 20 de abril de 2020

Cuarentena




El peso de los días inconstantes
el lastre emocional de los amantes
la equidistancia entre tus párpados
marcando el ritmo de mis estados de ánimo

Ahí afuera hay un canto ensimismado
hay lluvia sin relámpago
Hay truenos sordos
sin luz.

Estoy en el abismo de tus córneas
tan visceral como sarcástica
condenada a caminar por los bordes de las aceras
casi recompuesta
y me vuelvo a hundir en la miseria

Ahí afuera hay sol sin niños
sin escándalo mediático
solo mentiras y silencio
que se acumulan en el telediario

La rutina del tiempo
la vida disruptiva
acorralada por el miedo
Ya no llueve fuera
pero sí aquí adentro.

Pero ahí afuera hay paseos sin dueño
besos enroscados como caracoles
aletargados todavía en un invierno
perecedero, pero invierno.